Ser juez y parte

En alguna parte leí que cuando eres escritor y te “pasas” a editor es porque te asiste una no pequeña dosis de humildad: dejas de publicar lo tuyo para encargarte de lo ajeno.
         He pensado en la frase, la he analizado desde todos los lados posibles, hasta el arriba y el abajo, a ver si me aplico el axioma. ¿Soy humilde? ¿Prefiero ver lo ajeno en tinta y papel en lugar de lo propio? ¿Por qué?
         Para empezar, todos los excesos son malos, hasta en la humildad. Y lo de ver lo ajeno (sí, en cursiva) mejor que lo propio…, no es exactamente así.
         Para no haber editoriales independientes…, o como se dice ahora, que partan de la iniciativa privada en Ávila, resulta que ahora hay dos. ¡Nos ha salido competencia a los ocho meses de estar ON, cuando Ávila estuvo en OFF no sé cuántos años! Vuelvo a preguntarme si siguen apareciendo los humildes o aquellos a quienes nos gustan más las publicaciones ajenas que las propias.
         Publicar bajo sello propio conduce a muchas interpretaciones, pero hay una idea que vale por todas: tener las manos libres para elegir, para decidir y para opinar.
         El caso es que aquí sigue Caldeandrín Ediciones, ahora preparando su siguiente título que gustará a los lectores: nuestro empeño, como el de casi todas las “pequeñas” editoriales es ofrecer siempre un libro ameno, pulcro en su edición y su diseño y sorprendente en su contenido, un libro que clasifique entre los imprescindibles de las bibliotecas personales. Y ahora que Falsirena está también en Ávila, que la competencia sea en beneficio de los lectores.

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