De mi empresa siempre hablaré rotundamente


Diario de Ávila, 22 de julio de 2011
 Cuando vi el vallé Amblés por primera vez se me cortaron las palabras. La transparencia del aire, la diafanidad del paisaje, el verde por debajo y arriba el azul limpísimo del cielo y la línea de las montañas como recortadas a mano, fueron un espectáculo. Aquí es donde quiero vivir, me dije, o dije en voz alta, ya no recuerdo. Tuve la inmensa suerte y alegría de lograrlo. Pero me faltaba más; yo quería entregar a la ciudad un producto salido de mis manos, ¿pero qué? Qué puedes entregar a una ciudad con una historia de siglos, donde han estado reyes, cardenales, escritores, pintores, judíos, cristianos…, donde los palacios cuentan por sí solos la historia y encienden la imaginación más exigente. ¿Qué literatura puede escribirse y que la ciudad acoja agradecida? Y en tiempos de crisis, ¿qué hacer si solo cuentas con tu esfuerzo y tus inmensos deseos de entrega?
 Surgió la idea. Tarde o temprano aparece: fundar una editorial que centre su mirada en la ciudad, que la sirva dignamente y la dinamice en el tiempo y el espacio de eso que llaman comunicación 2.0. Manos a la obra: proyecto hecho, sello y marcas registrados, inscripciones y formalizaciones terminadas, selección de títulos a publicar y campaña promocional donde, como y cuando deba hacerse, sin descanso, sin escatimar esfuerzos, con la energía a la altura de los deseos y la voluntad, que Ávila “bien vale una misa”. ¿Crisis? Sí, ¿y qué? ¿Para cuándo lo voy a dejar, para cuando todo haya pasado? ¿Empezar cuando no haga ya demasiada falta? El momento es aquí y ahora: que los lectores reciban con interés y curiosidad cada título salido de Caldeandrín Ediciones; que los amantes del libro antiguo, raro y curioso sientan la necesidad de visitar un espacio pensado y diseñado para ellos en el Pasaje de Reyes Católicos, que los bibliómanos, blibliófilos y hasta bibliópatas sepan que Caldeandrín Anticuaria está a su disposición. Que la ciudad acepte una editorial nacida de la perseverancia, el esfuerzo y la rotunda voluntad de permanecer entre sus palacios, sus torres y su muralla.

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